En 1991 dos sacerdotes orionistas, don Luigi Piccoli y don Oreste Ferrari, llegaron por primera vez a Filipinas, con la idea de iniciar una nueva misión para la Congregación. La misión en Filipinas no tuvo un comienzo fácil, pero hoy sigue activa con varias obras en tres localidades principales.
En 2022 regresó allí como misionero don Oreste Ferrari, quien había dejado Filipinas en 1993. El cuenta como se desarrolla la misión en este lugar: “Muchas de las obras que realizamos aquí – explica Don Ferrari – son de carácter social. Por ejemplo, en Lucena el Obispo nos confió tres capillas que no son parroquias pero que nos dieron la oportunidad de entrar en la zona donde montamos un pequeño complejo de servicios extraescolares, como guarderías o cursos extra de matemáticas. , inglés o informática . Pero luego ayudamos a los niños y a las familias de muchas maneras: la escuela en Filipinas es gratuita, pero hay que pagar por todo lo demás, como el transporte, los cuadernos y los libros. Sólo durante los últimos dos años los que quieran seguir estudiando deben pagar y también tratamos de mantener a los que quieran en sus estudios. Ya tenemos unos quince niños a los que hemos seguido desde la escuela primaria hasta la graduación y que ahora están trabajando. Además, también ofrecemos a todos los estudiantes una comida diaria, normalmente a la hora del almuerzo, para garantizar a todos algo de comida y también ayudar a las familias que ahorran dinero de esta forma. Esto se hace en Lucena, pero también se hace en Payatas, donde cada día garantizamos 250 comidas diarias durante cinco días a la semana. Luego, detrás de la parroquia se creó también una clínica...
Como obras físicas, tal como quizás habitualmente las entendemos, sólo tenemos el Cottolengo a Montalbán. Allí acogemos a muchos niños con diversos problemas críticos y discapacidades y hoy existen tratamientos específicos para muchas enfermedades. Acogemos a muchos niños que son abandonados por sus problemas, muchos fueron abandonados en nuestras puertas, otros vinieron de servicios sociales. De muchos ni siquiera sabemos quiénes son los padres, de hecho los llevamos a inscribir en el registro civil y hoy alrededor de 35 niños tienen el apellido Orione, porque elegimos darle este apellido a cada uno de ellos. Algunos llevan más de veinte años con nosotros y lo seguirán siendo durante toda su vida, y esto demuestra la importancia de nuestro trabajo..."
(Extraído de donorione.org)
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